Se llevó a cabo el diseño de una intervención gráfica de gran escala y carácter permanente en el espacio público de la estación de Sants, en Barcelona, así como en las dos plazas que la rodean. La finalidad del proyecto era transformar este entorno en un espacio más visible, atractivo y acogedor para las miles de personas que lo transitan a diario.

La estación de Sants es un punto neurálgico de paso constante, donde los viajeros se mueven con rapidez, cargados de emociones y estrés propios de las despedidas y los desplazamientos. El propósito del proyecto era humanizar y revitalizar este lugar, generando una atmósfera visualmente atractiva que favoreciera la conexión entre los usuarios del transporte y los invitara a detenerse, observar y sentir el entorno de forma distinta.

La propuesta se basó en la creación de un universo gráfico que combinaba ilustraciones con una paleta cromática vibrante. Se apostó por colores como el naranja y el verde lima, que además de ser visualmente potentes, se relacionaban con los colores institucionales de las líneas de transporte de la estación, aportando coherencia visual e identidad al conjunto.

El eje conceptual fue una tipografía de puntos, inspirada en los tradicionales paneles LED de horarios ferroviarios. A partir de esta referencia se desarrolló una retícula gráfica donde se incorporaron ilustraciones de personajes diversos, cada uno con una personalidad y estilo propios. Esta composición buscaba romper con la frialdad del espacio y generar una experiencia visual más cálida, cercana y memorable para todos los que pasan por allí.