Santa Semilla fue un proyecto cuyo propósito era replantear el significado tradicional de un templo religioso, transformándolo mediante una intervención gráfica en un huerto comunitario. La propuesta tomó como base el Santuario del Señor de Tula, en México, con la intención de revitalizar este espacio sagrado a través del diseño gráfico, integrando elementos naturales como frutas, verduras y vegetación al contexto religioso.

La propuesta gráfica se inspiró en el imaginario visual de las estampas religiosas, extrayendo elementos como marcos ornamentales, medallas y otros símbolos característicos. Estas formas se reinterpretaron y adaptaron a un lenguaje gráfico contemporáneo que dialogara con la iconografía religiosa. La paleta cromática, basada en colores tradicionales del arte sacro, se utilizó estratégicamente para conectar con la energía de la naturaleza y generar un ambiente cálido, vibrante y acogedor.

El espacio del santuario se reimaginó como un lugar de encuentro y participación vecinal, donde se llevaron a cabo actividades como talleres, picnics, eventos comunitarios y acciones de cultivo urbano. Más allá de su intervención estética, Santa Semilla aportó una dimensión educativa, promoviendo la conciencia sobre sostenibilidad, alimentación saludable y agricultura urbana.

La dirección de arte del proyecto cuidó en todo momento la relación entre el valor simbólico del templo y su nueva función como espacio verde comunitario, proponiendo una convivencia armónica entre tradición y contemporaneidad.